Es cierto que la felicidad de uno no puede depender de otra persona.
Pero no pude evitar ser tremendamente feliz cuando volví a verte. Volví a abrazarte. Volví a olerte.
Me derramé como ola.
Entre abrazo y abrazo, volví a ver tu belleza.
Fue tanta la energía que recuperé contigo, que hice tallarines, ensalada chilena, brócoli y espinaca. Y dejé limpio y ordenado.
Volví a sentir paz.
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